Bueno, ayer le comente a dopp de escribir historias para revivir un poco el foro, se que lo que vais a leer a continuación no es de One Piece (mi novia todavía ha visto muy poco de One Piece) y dudo que llegue a escribir sobre el universo de One Piece, pero os dejo este relato que esta escribiendo en su blog: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Bueno espero que lo hayáis leído y os haya gustado, la parte 2 la tiene subida en su blog echarle un ojo si os gusto, agradecería mucho que me comentarais si os ha gustado, si os parece un relato malo, si os ha llamado la atención etc...
- Ojos Azules (Parte 1):
- Cuando la puerta del psiquiatra se abrió, dejó entrever la sonrisa fría de mi padre al otro lado. Después del incidente de hace tres años, insiste en que es obligatorio ir dos veces por semana al consultorio de la señora Collins. Quizás a él le haría más falta.
Vivimos en un pequeño pueblo llamado Arond, situado en una zona montañosa, con un inmenso bosque de pinos en la parte trasera y rodeado de molinos eléctricos que nunca pedimos pero desafortunadamente aportaron y desconozco si aún lo siguen haciendo, un alto beneficio para sus habitantes. Disponemos de una escuela que ciertamente no posee estudios superiores a la enseñanza secundaria, un hospital y el centro psiquiátrico, más bien un consultorio propiedad de mi tía. Aunque no lo parezca, es frecuentado por ancianos del pueblo y sobre todo por mí.
Los nervios se apoderaron de mí al día siguiente cuando vi el chirriante autobús. Sería la tercera vez que pisaría la ciudad, nunca me gustó. El conductor agitó la mano en forma de saludo y le respondí con una sonrisa inocente. El camino hacia el instituto era de media hora aproximadamente. Cuando pasamos la primera colina que cubría nuestro municipio, los árboles comenzaron a ser menos espesos, nunca me fijé en el enorme portón de madera deteriorado que había a las afueras, seguí el camino de detrás con la mirada y llegué hasta un caserío abandonado y prácticamente en ruinas, unos metros bajo la carretera, en el pie de una de las montañas más altas de la zona. Se trataba de un edificio grisáceo como las nubes que escondían esa mañana el sol, con varias grietas en la esquina superior izquierda del edificio, de forma rectangular en todo su dominio a excepción del ala este, que poseía una segunda y tercera planta que constituía una torrecilla, la cual asomaba tímidamente entre unas verdes y crecidas enredaderas. En lo alto de la edificación no había ventanas, todo era una sucia cristalera que dejaba ver la habitación, desamoblada. Mis ojos brillaron y como si lo estuviese buscando, saqué mi cuaderno y comencé a escribir debido a la inspiración que provocó en mí, ese aire tétrico y melancólico me fascinaba.
-Buenos días a todos, chicos y chicas, voy a ser vuestra profesora de literatura – hizo una breve pausa y se colocó cerca de la ventana, apoyada sobre un radiador – mi nombre es Lidia. Como supongo que muchos de los que os encontráis aquí no os conocéis, procederemos a hacer una pequeña presentación de cada uno, empezamos por aquí, ¿cómo se llama usted señorita?
Desconecté completamente, no me interesaban las historias ajenas, mi mente fluía entre el papel, las letras y mi imaginación. Mis relatos no eran leídos por nadie, ni así lo quería, amaba abrir las alas y dejarlo todo atrás.
-El chico que no para de escribir, cuéntanos, ¿tan ansioso estás de empezar? - alcé la vista con gesto interrogativo – Sí, usted.
-Sólo me gusta escribir – dije dudando un poco, la mujer caminó velozmente hacia mí, parecía profundamente interesada. Ojeó mis garabatos y con aire decepcionante volvió a su posición inicial.
-¿De dónde eres y cómo te llamas?
-Soy de un pueblo cercano llamado Arond, mi nombre es Jordan.
-Muy bien, veamos, el chico de allí… ¿Cómo te llamas?
No me desagradaba hablar en público o ante multitudes a pesar de ser un chico considerablemente introvertido. Notaba como todo el mundo había oído rumores míos y susurraban entre ellos lo que, a pesar de haber sucedido hace años, parecía no haberse borrado del todo, me hacían recordarla. Aquí las noticias se difundían en cuestión de parpadeos. Como era costumbre, pasaba el tiempo solo, con la única y vacía compañía de mis historias, en realidad, nunca me sentía completamente vacío.
Cuando volvía a casa, anhelaba contemplar aquella mansión, su asombrosa estructura y el lugar en el que se encontraba. Quería ser escritor y poder vivir de ello, había pasado noches sin cerrar los ojos, volando por el cielo de la vida de un personaje que había creado desde su constitución hasta sus ropajes, le inventaba una familia, un mejor amigo y obviamente una historia, todo lo que él desdichadamente no poseería nunca. Abrí los ojos debido a la pronunciada curiosidad cuando pasamos cerca, a pesar de tener aires putrefactos, la única puerta que daba acceso al interior estaba sellada por un imponente candado, perfectamente conservado, era una pieza verde en el puzle del océano. Las pupilas casi se salen de órbita cuando en una de las ventanas, cerca del marco blanco de madera prácticamente hecho trizas, advertí en una taza blanca con el dibujo de una rosa negra, en perfecto estado, parecía llevar un líquido caliente dentro ya que desprendía un poco de vapor. Mi cabeza dio mil vueltas, algo de aquella escena me resultaba familiar pero no logré asociar términos.
Bueno espero que lo hayáis leído y os haya gustado, la parte 2 la tiene subida en su blog echarle un ojo si os gusto, agradecería mucho que me comentarais si os ha gustado, si os parece un relato malo, si os ha llamado la atención etc...