por Leiko Kagami Miér Nov 07 2012, 03:49
Leiko era el heredero de una familia noble, se pasaba los dias en fiestas, conocia damas distinguidas y educadas que le decian lo que queria oir, y eso le encantaba. Leiko era arrogante, soberbio, miserable.
Si se aburria, obligaba a sus esclavos a pegarse por el unico trozo de pan que les daba.
Un dia, mientras paseaba, un tipo le insulto y echo a correr por uno de los callejones de la ciudad. Leiko enfurecido persiguio al hombre hasta la callejuela. Cual fue su sorpresa, que en ese callejon lo esperaban 4 homres mas. Leiko intento defenderse, pero fue inutil. Lo bapulearon, le quitaron sus caras ropas y su dinero y los dejaron tirado en el suelo, echo polvo. Como pudo, se arrastro hasta la pared para apollarse y levantarse. Se quedo sentado alli, ya que no pudo moverse más. En ese momento, se fijo en que a su lado, entre unas cajas de carton, habia un hombre mayor. Este se percato de su estado, se hacerco a ayudarlo. Al tocarle este el hombro, Leiko grito:
"alejate de mi, sucio plebeyo"
A lo que el viejo contesto:
"¿ y que te diferencia a ti de mi?"
El viejo empezó a curar a Leiko, mientras este permanecía quieto,pensativo, observando como el viejo le miraba la heridas. Resultó que el viejo había sido doctor en un barco pirata, pero que al ser su tripulación derrotada, tuvo que abandonar su vida corsaria. El viejo le dijo que le conocía y que conocía a uno de los muchachos que le dieron la paliza. Era el hijo de uno de sus esclavos, que había sido criado por su madre, y que al ver lo mal que trataba a su padre, quiso vengarse de Leiko.
¿sabes lo que mas me gusto de mi vida en el mar? - le pregunto el viejo - que mi vida pasada no importó a nadie, pude comenzar un vida nueva y dejar atrás mi penosa vida en tierra.
Al llegar a casa, sus padres le riñeron y lo encerraron en su habitación para que no se metiera en líos impropios de un noble. Paso días dándole vueltas a las palabras del viejo y en como le habían afectado.
Ya no veía a las personas de menos rango social como escoria, ni a las de su rango social como algo mejor, sino que comprendió que todos eran iguales. Pensó en como redimir sus fechorías y subsanar las heridas que causo a tanta gente. Entonces recordó las palabras del viejo:"pude comenzar un vida nueva y dejar atrás mi penosa vida en tierra".
Lo tuvo claro, hizo un atillo con lo imprescindible, cojio algo de dinero. Fue al puerto, compro una cascara de nuez y se hizo a la mar, en busca de una nueva vida.
El viento le acaricio el pelo, la vela se izo. Agarro un remo, la nave avanzo. Como su anterior vida, su arrogancia, su maldad, todo quedo en tierra.
Atrás su pasado. Delante la libertad.